Aquellos que llevan estas enseñanzas a los presos sienten una gracia especial y un privilegio, mientras que los reclusos pueden experimentar lo poderosa que es la meditación para transformar los aspectos negativos y opresivos de su situación en una nueva libertad del espíritu.
James Bishop aprendió a meditar mientras se encontraba en prisión. Llegó a ser un oblato Benedictino miembro de la Comunidad Mundial para la Meditación Cristiana. Ha escrito un comentario sobre la regla de San Benito a la luz de su experiencia en prisión. También ha desarrollado y mantiene un sitio web para presos y para aquellos que los ayudan en su viaje espiritual. (Meditation in Prison)
La experiencia nos ha enseñado que la meditación en la prisión es más sostenible para los reclusos si se presenta como parte de un programa ya existente como, por ejemplo, de estudios bíblicos o de desarrollo espiritual.
Al compartir sus experiencias de meditación en prisión y al animar a reclusos a que hagan lo mismo, los miembros de la comunidad crean una red que fortalece la práctica personal de la meditación entre todos ellos.