Juan Casiano (AD 365 – 435) nació en lo que hoy es Rumanía. Viajó por todo el mundo conocido entonces, en busca de enseñanzas espirituales. Primero visitó Palestina, con su amigo Germán, y se quedó en una comunidad monástica en Belén. Con permiso, viajaron al desierto de Egipto, donde conoció a Evagrio, cuyo pensamiento se introdujo en el de Juan Casiano para el resto de su vida. Al final de su vida, se estableció en Marsella, donde fundó dos monasterios.
Juan Casiano fue un genuino buscador espiritual. Procuró contestar las preguntas perpetuas sobre el significado y propósito de la vida y la relación entre el mundo que percibimos con nuestros sentidos y la realidad última del que se origina. Sus principales escritos están recogidos en sus Conferencias, que incluyen una descripción muy amplia del camino de la oración del Desierto, del camino para llegar a la pureza del corazón, y del camino para entrar en el Reino de los Cielos”.
En las Conferencias IX y X sobre la Oración, Casiano transmite la sabiduría de los padres del desierto sobre la oración. Fue en la Décima Conferencia donde John Main descubrió la tradición cristiana de la meditación, que se convertiría en el centro de su obra principal.
“Fue con gran sorpresa que leí, en su Décima Conferencia, acerca de la práctica de utilizar una única frase corta para lograr la quietud necesaria para la oración:
“La mente de este modo rechaza y renuncia a toda el rico y basto contenido de todos los pensamientos y se centra en la pobreza de una sola palabra”.
Tras la lectura de la Conferencia sobre el método de la oración continua, fui a casa de nuevo y volví a la práctica del mantra”.