JOHN MAIN – SUS ESCRITOS Y ENSEÑANZAS

#53 

Las sucesivas etapas de nuestro progreso en la meditación vendrán a su debido tiempo. En el tiempo de Dios. De hecho, solemos entorpecer esta progresión al reflexionar en exceso sobre la etapa en la que nos encontramos. Aquí es cuando contar con un maestro puede ser particularmente valioso para mantenernos en nuestro lugar. 

En esencia, nuestro maestro solo tiene una instrucción que darnos y es que continuemos repitiendo nuestro mantra. Es decir, el maestro es sencillamente un apoyo y un estímulo hasta que el mantra quede enraizado en nuestra consciencia. El camino de la iluminación es un camino que recorremos nosotros mismos. Cada persona alcanza su propia sabiduría. El maestro está ahí para asegurarse de que permanecemos fieles en nuestro camino. La palabra “gurú” mismamente significa el que disipa la oscuridad, el que es fiel a su camino. 

La gran tentación que todos tenemos es la de complicarnos la vida. “A menos que seáis como niños …” La meditación nos simplifica, nos simplifica hasta el punto en el que podamos recibir la plenitud de la verdad y la plenitud del amor. Nos prepara y nos permite escuchar con atención infantil al Espíritu de Jesús que habita en nosotros. Según perseveramos en la meditación, entramos cada vez más profundamente en la relación con este Espíritu, con Dios que es amor habitando nuestros corazones, iluminándonos y vitalizándonos. 

Fuente: Word Made Flesh. Silence and Stillness in Every Season, página 233.

Traducido por WCCM España

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